Spartacus MMXII: The Beginning (Marcus London, 2012)


Marcus London se hartó de decir que su Spartacus no era una parodia de las que asolan el porn valley en la actualidad, sino una revisión en versión adulta y con sexo explícito que reescribía la historia del esclavo Tracio que narra la serie de televisión 'Spartacus: sangre y arena'. Sin duda, la trama básica y los personajes son los de la serie americana, pero 'Spartacus MMXII: the Beginning' va más allá y está tan lejos de las parodias porno americanas como lo está el Batman de Nolan del que presentó Joel Schumacher.


El Spartacus de London es una película en sí misma, más allá de los evidentes referentes televisivos. Bien escrita por el propio London, atendiendo al ritmo, al desarrollo de la historia y a la fuerza dramática, y dosificando a la perfección las escenas sexuales, la película está dirigida con sorprendente tacto, visión cinematográfica y despliegue técnico cogiendo su fuerza de unos sólidos personajes al servicio de la historia.


Siguiendo a su referente, la película cuenta la historia de Spartacus, desertor y rebelde tracio convertido en esclavo y gladiador, que deberá luchar en la arena junto a otros esclavos para conseguir su libertad y reunirse con su esposa.


Pero aunque la base argumental es esa y Spartacus (interpretado también por London, completando su triplete guionista-director-actor) es el protagonista, gran parte del peso argumental y la atención e interés del espectador se la lleva su compañero Crixus, campeón de campeones en la arena, orgulloso de pelear por la gloria y enamorado de la sirvienta de su Domina, interpretado por Tommy Gunn en uno de los mejores trabajos de su carrera interpretativa.


Y es que no sólo tenemos una historia con fuerza reproducida sin fisuras, sino que Spartacus se apoya en muchos y buenos pilares, unos personajes basados en la serie de televisión, pero desarrollados con renovada personalidad, en la que se pueden lucir los intérpretes. Gunn, quizá el mejor del reparto, sereno y  muy metido en el papel; Gracie Glam, intensa y comedida como la sirvienta enamorada del esclavo; la altiva Domina Lucretia, interpretada por Devon Lee... y en general casi todos los actores hacen un muy buen trabajo bajo la direción de London.


Y dándole cuerpo a todo esto, London nos brinda fantásticas escenas de acción (sobre todo las dos últimas peleas) rodadas con fuerza y viveza, haciendo un uso comedido y efectivo del slow-motion, un gran trabajo de los operadores de cámara y del equipo de edición y con un gran trabajo físico de los actores. Y también sólidas escenas dramáticas, con buenos diálogos y un gran soporte actoral. Y todo ello, envuelto en una sorprendente banda sonora, bajo los estándares que petrificó 'Gladiator' en 2001 para el peplum moderno, que le da al profesional conjunto un remate sin fisuras.


Porque también en haras de que el conjunto no se resienta, London idea, elige, edita y coloca las escenas sexuales sin perder de vista la trama y su tempo. La serie original no se queda corta de desnudos y fingido sexo soft, y aquí el sexo coge explicitidad pero sin recurrir a un sexo demasiado duro. Casi todas las escenas son lo que se denomina couple-friendly (un sexo explícito y con morbo, pero suave y sin violencia que no ofenda y atraiga a las mujeres, así lo definen). En muchas películas, esto hace que el conjunto aparezca descafeinado; pero London logra, en gran parte de las escenas, que la visible suavidad no deje fuera a la excitación y las altas temperaturas.


Tommy Gunn y Gracie Glam son obligados a tener sexo para disfrute de un patricio rico y voyeur interpretado por Brad Armstrong. Es una de las escenas menos explícitas y más suaves, pero Glam logra (con la ayuda de la dirección y todo el conjunto) hacerla destacada exudando sensualidad en una escena muy caliente que, además, es significativa a nivel de guión.


Para complementar el pseudoromanticismo de la escena (tiene sexo obligada, pero compende ahí que Crixus la ama y eso se nota en la propia escena de sexo), detras ellos, también a la vista de Armstrong, el legado Nacho Vidal se beneficia de forma más enérgica (aunque se nota que se controla continuamente) a Karina O'Reilley y Melanie Rios. Una escena muy satisfactoria y excitante, con una gran parte oral, pero que se queda inexplicablemente sin corrida en el montaje final.


Destaca también la siguiente escena de Gunn, siendo lavado en los baños por tres esclavas (Charley Chase, Nicole Aniston y Prinzzess) que acaban chupándosela al gladiador. La alta y escultural Aniston hace un buen trabajo ahí abajo, pero la especialista Charley Chase, siempre con esa cara de disfrutar al máximo con lo que hace, es la que más eleva la temperatura de la escena. Mientras la dos hacen lo suyo, la bella y sensual Prinzzess, que nunca ha salido del porno lésbico, se dedica a jugar con las dos chicas.


También bajo ese prisma suave y sensual, pero sin renunciar a la intensidad comedida, Andy San Dimas visita en su celda a T.J. Cummings, que deberá salir a la arena al día siguiente. Y, más tarde, Jenna Presley y Marcus London comparten un esperado encuentro, más explícito y satisfactorio que el anterior, pero también con una enorme tensión sexual que eleva la excitación pese a los movimientos suaves.


La parte sexual la inicia Devon Lee, la Domina Lucretia, primero follándose a un sometido Tommy Gunn, y luego dejándose tocar por Nikki Daniels mientras su marido (De Sergio) se folla frente a ella a India Summer, que acabará besando a la Domina mientras De Sergio cumple con su mujer.


Completan la parte sexual una escena (casi toda anal) entre Batiatus (Tony De Sergio) y Miko Lee, que seduce sin problemas al patricio pero remata en una escena demasiado estática, y un intenso encuentro entre Marcus London y Tanya Tate, que elige al gladiador para que le de placer y lo provoca para que la fuerce y le de sexo duro (y lo consigue). 


Aunque es en esta escena de Tate en la que se vislumbra uno de los fallos de la película, el exceso de siliconadas en el casting en una película de época, un error en el que no cae el otro peplum del año, 'The Four'. Y es que es tan anacronismo un reloj de muñeca que se cuela en la escena como unas tetas de silicona en el siglo I a.C. Aunque son varias las siliconadas, es Tate la que más destaca y descoloca en este tema, pudiendo llegarse a aceptar el pecho de Devon Lee o Jenna Presley.


A no ser que el jurado de los AVN, a diferencia del de los XBiz, coloque a esta película en la categoría de parodia (espero que no, pero no sería descabellado a tenor de su referente), 'Spartacus MMXII: the Beginning' es el filme con más méritos para conseguir el AVN a la mejor película del año. Ahora sólo nos queda esperar a una lógica segunda parte, no sólo por el subtítulo del filme sino porque, pese a un hilo argumental bien resuelto, la última escena, como si de un final de temporada de serie se tratara, lo deja todo en lo más alto dispuesto para la secuela. Ave Spartacus, tus seguidores te saludan.


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